jueves, 18 de junio de 2015

El guardián del zafiro (Segunda parte IV)

Las ramas de los árboles dieron una sacudida con un viento que corrió en aquel momento, a lo lejos se arremolinó algo de tierra lo cual llamó mi atención, el pequeño remolino levantó una cinta; no, un listón, el mismo que llevaba en el cabello Danirha, los árboles dejaron de impulsar sus ramas con dicho viento el cual se concentraba ahora en el remolino, se desplazó frente a mi unos metros y después se desvaneció para convertirse en forma de un ventarrón que seguía llevando consigo aquel listón, no sé porqué pensé en seguirlo pero así fue, lo seguí a una distancia considerable, el listón subía y bajaba ondeando y el viento me guiaba por un camino de hierba crecida, volví a sentir temor porque aquel viento no era normal solo estremecía la naturaleza a su paso y después la dejaba tan quieta que pareciera una pintura, me siguió llevando por aproximadamente 3 horas y yo no desistía en seguirla, al cabo de ese tiempo se detuvo frente a una cueva, ahí desapareció el viento, el calor era bastante y mi ropa iba llena de insectos y pequeños restos de las plantas que a mi paso fueron golpeándome.



Mi razonamiento me decía que encontraría algo dentro de la cueva, más algo me detenía quizá el temor de que fuera el cuerpo de Miranda el que estuviera en el interior, una abeja salio zumbando a toda prisa cuando me disponía a entrar lo que me sacó un susto más que me hizo tirarme al suelo; recordé que llevaba algunas cosas en la mochila, busqué entre ellas y saqué una lámpara, mire a mi alrededor para ver si encontraba algo con que defenderme en caso de que fuera necesario, después recordé también que llevaba una navaja conmigo, tenía los nervios de punta, ahora si iba a entrar, respiré profundo y di un paso dentro, trate de ser lo más silencioso que pude pero las ramitas secas a mi paso hacían evidente mi llegada, fui ingresando a medida que iba haciéndose oscuro aquel lugar que olía a húmedad en su máximo esplendor.



Otro sonido que pude percibir fue como un goteo al fondo del lugar, lo más probable un nacimiento natural de agua, no se veía nada extraño, seguí lentamente hasta que algo pasó volando a toda prisa sobre mi cabeza, me tire al suelo, era un grupo de murciélagos que parecían tan asustados como yo, empecé a percibir otro olor, era el excremento de los murciélagos.

Totalmente Chica Verde ^.^

Saludos Especiales a Bielorrusia y Estados Unidos, gracias a todos por sus minutos.

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