jueves, 11 de junio de 2015

Él en mi vida (XVII)

Salimos un par de veces más y también fue a mi casa, la pasamos muy bien, era regocijante verlo, saberme y sentirme en sus brazos por su propia decisión, por su propia voluntad, a pesar de que yo había aceptado muchas cosas para que esto sucediera, había tenido que sacrificar algunas, pero era feliz, todo marchaba viento en popa para que nuestra historia se escribiera nuevamente de forma distinta, tal vez de la peor manera, pero juntos. Decía que me amaba demasiado, decía muchas cosas, más sin embargo sus palabras se las llevó el viento muy rápido.

Luego de una semana justamente cuando él de nueva cuenta se había marchado, ocurrió algo que no esperaba y que no hubiera querido que pasará, un accidente me enviaba al hospital, sola y como siempre él no podía acompañarme al menos a darme apoyo moral, la historia se repetía.

Fue muy duro al darme de alta en la madrugada, salir sola de nuevo, adolorida y con los pensamientos revueltos, después ya instalada en mi casa fue una sola vez a visitarme, me consintió, dormimos un rato y tuvo que irse y después sucedió lo inevitable, tuvo que marcharse de vuelta lejos y encontrarse con ellos una vez más, nos seguimos comunicando, o bueno yo me seguí comunicando y él respondía, ansiaba verlo, estaba en recuperación por el accidente y a causa de esto, de que realmente me quedaba sola en casa, me sentía sola, quería verlo, aparte tenía mis sospechas de un milagro en mi vientre que quería compartirle.



Necesitaba saber de él pues ya habían pasado varios días desde el último día que tuvimos contacto telefónico, al principio me dijo cosas que me hacían pensar en que las cosas mejoraban pero después en otra ocasión, note que la situación se ponía rara de nuevo, porque él comenzó a decirme muchas cosas que no esperaba, o bueno, si esperaba en mi interior porque siempre que estaba en compañía de aquellos sucedía algo similar, pero no lo esperaba de esa forma, fue demasiado cruel, me rompió el corazón con sus palabras, que atravesaban como flechas envenenadas mi alma, no podía creer que me estuviera diciendo eso, que se expresará así tan lastimosamente, que todo lo que sintió unos días antes había muerto de nuevo y se había podrido y ahora lo disparaba así en mi contra.

Lloré, lloré mucho no solo en cuerpo presente, sino en ausente también, no solo exteriormente, sino interiormente. No entendía, no cabía en mi razonamiento, discutimos mucho y esto se prolongó varios días, él como siempre, dijo que no quería pensar y que dejará de cuestionarlo, y yo necia como siempre, le seguía cuestionando esperando a que me diera una respuesta lógica a mi entendimiento, a que él mismo se diera respuestas, siempre me dijo que yo le hacia poner los pies en la tierra y eso buscaba en esta ocasión, pero ese fue mi pequeño gran error, lo que acababa con todo una y otra vez.

Totalmente Chica Verde ^.^

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