domingo, 7 de junio de 2015

Él en mi vida (VIII)

Guarde muchas cosas que aún conservo, tanto tangibles como intangibles, entre ellas una de las cuerdas de su violonchelo, jamás creería que aún la tengo conmigo.

No puedo negar que cada célula en mi temblaba al verlo, cada latido de mi corazón se reducía a un "te he extrañado", cada palabra a un silencio, cada centímetro de distancia a un largo abrazo y ¿esos besos? esos besos que le di con la mirada y que me contestó con una sonrisa, son aún un misterio.

Siempre me animó a aprender a nadar, a mi me daba mucho miedo, una de esas tantas veces me invito a conocer un lugar que visitaba a menudo cuando era niño, era una especie de balneario natural, al llegar a medio camino se dio cuenta que no recordaba por completo como llegar, preguntamos a los lugareños y nos señalaron la ruta, también mencionaron a un autobús que nos podía llevar pero que tardaría horas en pasar, era un día agradable pero si esperábamos enmedio de la nada solo se nos iría el tiempo, así que decidimos caminar, poco a poco el sol fue haciéndose más y más intenso hasta el grado que casi parecíamos estar en la travesía de un desierto, el camino era largo y no había casi ningún árbol o algo a donde descansar un poco bajo la sombra y lo peor del caso que solo llevábamos un par de jugos de tamaño individual que se nos entibiaron tan rápido como se nos acabaron; nunca olvidare ese día, fue una gran aventura llegar y cuando por fin llegamos obviamente queríamos quitarnos algo de ropa y meternos al agua fría, pero yo tenia el mismo problema de siempre... No sabía nadar... Así que fue todavía mas divertido porque entre que él me animaba y yo no me decidía, entonces el agua mas enfriaba y su cara delataba el frio que se sentía, por fin me decidí y pasamos un ratito refrescándonos, no podían faltar las fotos, el resultado estaba muy original, pasamos largo rato ahí, compramos algo de comer, nos divertimos y cuando por fin tuvimos que irnos, él se preocupó porque no encontraba su teléfono, lo buscamos hasta encontrarlo y empezó el viaje de retorno, después de un cansado y divertido día; el clima cambio bruscamente, habían comenzado unas rachas violentas de aire que levantaban todo a nuestro alrededor, el cielo se tornaba cada vez más negro y a lo lejos se empezaban a apreciar perfectamente como se avecinaba una lluvia y una tormenta eléctrica, muchos paseantes iban en sus autos pero ninguno se apiadaba de nosotros, hasta que pasó una camioneta tripulada por dos personas y nos dio un aventón, el aire estaba cada vez mas violento e íbamos en la parte descubierta de la camioneta, la brisa empezaba a golpear a momentos nuestra piel pero el mismo viento con su fuerza se lo llevaba, a lo largo del camino podíamos apreciar los rayos cayendo y fue una oportunidad para intentar captar alguno en una fotografía, pero ninguno se dejó. Al llegar a donde nos llevaron las personas de la camioneta, teníamos que transbordar, el autobús no aparecía y comenzó a llover, por suerte había un buen techo donde refugiarnos pero con el viento acabamos un poco mojados, por fin llego el autobús y lo abordamos, al finalizar este pequeño viaje nos tocaba transbordar de nuevo, fue una gran aventura pero lo mas raro de ese día fue que al llegar casi a nuestro destino el teléfono si se perdió.


Totalmente Chica Verde ^.^

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