lunes, 1 de junio de 2015

El guardián del zafiro (Segunda parte III)

No podia escuchar nada sólo los latidos de mi corazón retumbando como tambores; la camioneta llego en un santiamén, se estacionó junto a mí y ahí estábamos, ninguno de los dos dijo nada, el hombre solo sacó el brazo por la ventanilla, tenía en la mano el jarrón con el cual me daba esa cosa asquerosa Danirha, el jarrón que yo había hecho pedazos, me miró fijamente a los ojos, entendí que debía beber del jarrón, lo tomé aun temblando un poco, y lo acerque a mi boca, el hombre no dejaba de verme y entonces le di un sorbo, mi garganta se lleno de ese sabor a rancio, me abrió la portezuela y me subí, no lo mire más e inicio la marcha.

A medida que nos alejábamos mis párpados se hacían cada vez más y más pesados, hasta que mis ojos se cerraron; no supe nada más hasta que de repente, volví a estar consiente, estaba a unos metros de la cabaña, sólo, el chofer desapareció, eran aproximadamente las 11:45 de la mañana, mire la cabaña centímetro a centímetro, lucía completamente abandonada 
Me puse en pie, miré todo el tiempo a mi alrededor, caminé despacio hacia la puerta, cada paso que daba sentía un escalofrío recorrerme; llegué, intente abrir, el escalofrío me heló en ese momento, empuje fuerte, la puerta se abrió, entré despacio dejando la puerta lo más abierta que pude.

— Miranda — Grité — vine por ti.

La escalera hizo un ruido como si se hubieran parado en el primer escalón de arriba, me acerqué y no había nadie, mis piernas temblaron pero no desistí.

Volví a gritar: — Miranda, vine por ti.

La escalera se sacudió un poco. Me asusté y di un paso atrás. Justo toque de espaldas una de las ventanas, escuche ruido afuera, miré y vi a Danirha joven atravesar hacia atrás de la casa, salí rapidamente, pero ella se esfumó, la busqué, saqué todo el valor y coraje que tenía, no la veía, seguí una vereda que daba a un patio posterior, ahí estaba el auto de Danirha bajo un enorme árbol, pero estaba casi cayéndose de viejo, súper roído y oxidado como si hubieran pasado unos 50 años mas sobre él y tenia un olor desagradable y fétido, volví la mirada hacia arriba, una especie de pequeña casa sobre el árbol, no había nadie, escuche ruido dentro como el rechinar de las maderas con las que estaba construida esa pequeña casita, había unas maderitas clavadas a lo largo del tronco del árbol para poder subir.

Nuevamente grite con furia: — Danirha, sé que estas ahí, vine por Miranda, devuelvela, voy a subir.

Con mucha rabia y también con miedo subí una a una las pequeñas tablillas que simulaban escaleras, siempre gritándole a Danirha, al llegar con todas mis fuerzas me impulse para poder trepar a la casa, cuando pude asomar la cabeza, hubo un silencio monstruoso y un par de pajarillos revolotearon con todas sus fuerzas y salieron volando, dándome un susto aún más grande, me solté y caí al piso, adolorido de la espalda por el golpe me quede un par de segundos ahí, me eleve un poco para sentarme ayudado por mis manos que quedaron llenas de tierra seca, cuando me estaba poniendo en pie vi algo brillar en el piso, la gargantilla que le habia regalado a Miranda en su cumpleaños, la tomé, no pide evitar soltar una lágrima, ya de pie, la eleve al cielo y grité con más rabia e impotencia una vez más: — Miranda vine por ti amiga, esta vez no me iré sin ti.


Totalmente Chica Verde ^.^