lunes, 11 de mayo de 2015

Desde la orilla.

El muelle era un lugar tranquilo a donde cada noche cuando los pescadores regresaban a casa solía ir sin ningún tipo de compañía, solo con una lamparilla, escuchar el agua golpear la madera era muy relajante para ella, después hacia una especie de ritual que ella misma habia inventado.

Una noche, mientras estaba sentada, escucho que alguien se acercaba, sintió miedo de ser descubierta y se lanzó, hizo un gran ruido al chocar con el agua, unos pasos se escucharon presurosos y después alguien también se lanzó, y al salir a flote la tomó del brazo mientras ella le gritaba que la soltara.

— No era lo que se suponía que hicieras — dijo Federico. Cada noche vienes y solo bajo esa pequeña lámpara que aventaste contigo hoy, escribes una carta que después lanzas al agua.

Ximena sorprendida dejo de forcejear y le respondió: —¿acaso tú me has visto? ¿Desde cuando?

— No temas, primero salgamos del agua. — Replicó Federico. Tardaron un poco para llegar a la orilla de la playa, cuando estuvieron ahí él le explico que la seguía cada noche desde que lanzo la primera carta.

Ximena dijo: — ¡ah si! ¿Y cómo sabes que fue la primera? — Y Federico le respondió: — "Es una tontería lo que hago, creer que alguien va a leer esta carta, que va a entender lo que quiero decir; pero algo me dice que lo hay, y haré esto cada noche hasta encontrar a ese chico que me diga, no busques más, aquí estoy, soy quien debía recibirla, aquí estoy para ir cada día de tu mano sin ocultarnos de nada ni nadie." Y después escribiste, " esta es la primer carta que envió a través del agua, espero la tinta no se borre tanto y puedas descifrar lo poco o mucho que aun siga visible; también espero algún día conocerte." y firmabas como Ximena, encontré la carta, si recuerdas esa noche sopló un viento del norte con algo de fuerza, y la carta cayó en mi pequeño bote, intacta — Aún escurriendo y con voz más tranquila declaró: — Pues Ximena, no busques más, aquí estoy, soy quien debía recibirla, aquí estoy para ir cada día de tu mano sin ocultarnos de nada ni nadie, si tú quieres, mañana volveré, hoy no podemos seguir hablando, no quiero que enfermemos, ya no escribas esas cartas, mañana sería la número 97, mejor hablemos en persona.

Ximena asintió con la cabeza aún con sorpresa y confundida pero muy emocionada, —Mañana entonces...


Totalmente Chica Verde ^.^





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