sábado, 16 de mayo de 2015

Desde la orilla (III).

Por días se encontraron de igual forma, sus charlas se hacían cada vez mas sorprendentes para Ximena.

Una de esas noches Federico le dijo que seria buena idea salir de día, frente a todos como ella lo mencionaba en su primer carta; Ximena le dijo que habia estado esperando que le dijera eso, quedaron de verse al siguiente día por la mañana de igual forma en el mismo lugar.

Al amanecer Ximena se levantó mas temprano de lo normal, se puso el vestido más fresco y cómodo que tenía y espero ansiosa la hora de encontrarse con él.

Al llegar a la playa, ya Federico la esperaba sentado viendo la arena deslizarse con el agua.

Se saludaron y caminaron juntos por toda la playa a la vista de todos, quienes se sorprendían de verlos; el viento soplaba suave, las olas se percibían tibias a sus pies descalzos y las aves jugueteaban buscando alimento.

Comieron en una pequeña palapa y siguieron su camino, ya por la tarde se sentaron de nueva cuenta en la arena y miraron el atardecer que estaba lleno de tintes naranjas por los rayos del sol.

— Parecen hipnotizar ¿verdad? — Dijo Federico en voz baja mientras Ximena se perdía entre las nubes.

— Jamás me habían parecido tan bellas — respondió Ximena.

Federico le contó una leyenda que había aprendido de su abuelo, en la cual, le explicaba que el mar hubo sido un hombre enamorado de dos chicas; la estrella más brillante era uno de sus amores, por la cual sentía un amor apasionante, hacía referencia a que el sol era la estrella más brillante, y la luna el otro, por quien sentía algo un poco menos intenso, amaba a ambas chicas de forma distinta, pero no podia estar con ninguna de las dos, su madre que conocía algo de hechicería, al verlo desesperado por ambas, hizo un conjuro tan grande que se decía que, convirtió a su hijo en mar y a las chicas en el sol y en la luna, con el objetivo de que su hijo pudiera amarlas a las dos sin problemas y pudiera besar a cada una hasta el fin de los tiempos. 

— Mira — dijo Federico — cuando la estrella más brillante toque el agua a lo lejos, estará besando a su amor más grande, lo mismo pasa en algún momento con la luna, pero nunca, juntas.

Ximena se quedó mirando y pensando unos minutos, la historia la habia dejado sin palabras, y así fue hasta que se despidieron, cuando ella le dio las gracias por un día agradable y por la leyenda que le habia contado.

Cuando se dispuso a descansar se pasó la noche soñando con la historia, pudo ver en sueños, las imágenes más hermosas en distintos paisajes del mar, besando en ocasiones a la estrella más brillante y en otras a la luna.



Saludos a todos los que me leen, un abrazo desde México, y bienvenido Alemania. Y como siempre digo si estas aqui por algun error igualmente bienvenido.


Totalmente Chica Verde ^.^

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