domingo, 12 de julio de 2015

El guardian del zafiro (tercera parte VIII)

Nos asignó una habitación acogedora, descansamos ahí y a la mañana siguiente mientras la niña aún dormía profundamente, salí a buscar al mecánico para que checara el auto, pero mi sorpresa fue que el auto encendió sin ningún problema. Volví al hotel, salude a la señora Navarrete y entre de nuevo a la habitación a esperar a que Danirha despertara para irnos. 

Al medio día abrió los ojos, ordene un desayuno para la niña, al terminarlo nos dispusimos a salir, entregamos las llaves y nos conducimos al auto para volver, el motor encendió normalmente y como si fuera nuevo, emprendimos el viaje pero estando ya alejados el motor se apagó sin previo aviso. 

Estábamos varados en la carretera, busqué alguna avería pero todo parecía estar en orden, simplemente no encendía, hacía mucho calor y para nuestra mala suerte por ser una autopista nueva no era muy transitada, estuvimos aproximadamente una hora esperando que alguien pasara y nos auxiliara, hasta que por fin un hombre en una camioneta se acercó, preguntó que habia pasado y nos ofreció su ayuda, bajó, era un hombre de estatura media y cabello encrespado, se notaba que no era de por ahí por su acento, hizo un par de movimientos en el motor y me dijo que no le veía nada raro, que era difícil saber la causa pero que él me ofrecía llevarme con urgencia al pueblo para llevar a algún mecánico hasta ahí; no me dio la impresión de que fuera un mal hombre, su camioneta me recordaba bastante a la que tuve hace mucho, tampoco tardaría tanto en ir y volver si es que íbamos con urgencia, siempre llevaba a mi lado a mi pequeña, pero en esa ocasión no puedo explicar que me pasó, sentía la necesidad de llevarla, pero algo en las palabras de aquel hombre me venció y me hicieron decidir dejarla y decirle que pronto volvería, por más que Danirha me decía que no quería quedarse sola no la escuchaba al único que escuchaba era a ese hombre y asi fue, la convencí aun con unas pequeñas lagrimas en los ojos de que volvería muy pronto, la subí al auto con la orden de que no saliera y nosotros subimos a la camioneta, recuerdo ver por el retrovisor su carita triste y sus manitas pegadas al cristal mientras nosotros nos alejabamos rápidamente, pasaron unos minutos y el hombre me preguntó si tenia sed metiendo una mano en una pequeña hielera que llevaba a un lado suyo, sacó una botella de cerveza, la abrió y me la dio, no dude en darle un buen trago, pero no sabía para nada a cerveza, tenía un sabor demasiado rancio que me provocó un ataque de tos, me lleve una mano a la boca y la otra a la garganta que sentía que me picaba, y después entre tos y tos fui perdiendo el control de mi cuerpo y la visión se me fue haciendo cada vez más borrosa, solo pensaba en Danirha, pero no podía ya moverme.

Totalmente Chica Verde ^.^

Buen domingo, un abrazo, a relajarse un poco con lectura y café antes del inicio de semana, gracias por estar aquí.

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