Lo sabía.

Amarte y seguirlo haciendo era como cavar mi propia tumba,
cada beso y cada caricia la hacia más y más profunda.
De alguna manera me estaba condenando,
 pero suspiraba al tenerle en mi mente,
suspiros que hacían correr veneno por mi sangre,
cada célula de mi se estaba tornando negra,
pero el deseo de pasar si quiera mi mano por entre su cabello,
 tener esa sensación de jubilo al rozar su piel,
era tremenda, no tenía limites,
y me destruía la idea de tener que dejarle,
sentía deshacer mi pecho con el ácido más potente
cuando alguien me decía "SABES QUE TU DEBER ES DEJARLA".
 Sí, lo sabía, pero no quería,
 prefería desvanecerme en el suplicio de mi necedad.

Totalmente Chica Verde ^.^

¡Viernes, bello viernes! Que tengan un excelente día, gracias por estar aquí. Saludos a mi México y un abrazo al mundo entero.