lunes, 5 de septiembre de 2016

Volver a casa.

Cuando era niña, el camino para volver y descansar, se me hacía eterno bajo el cielo estrellado o nublado y por las mañanas soleadas los jardines parecían interminables, eran días felices, sin preocupaciones, sin penas, días de olor a hierba recién cortada, de risas y de correr todo el tiempo recorriendo por completo el terreno en busca de nuevas aventuras, a menudo encontrábamos plantas distintas, flores de formas y colores que salían de un día para otro, incluso animales que a nuestra corta edad no conocíamos y se dispersaban escondidos por doquier.

Vivir ahí era como habitar en un castillo, con sus muros altos y habitaciones para mil personas, el área verde resplandecía cuando los rayos del sol se asomaban después de una lluvia intensa, no se hacían esperar las enormes lagunas y cuando se volvía tarde, la gloriosa orquesta conformada por el canto de mismos grillos coreado a la par por los sapos o las ranas; las luciérnagas se dejaban ver coquetas y misteriosas en los campos, era una sensación mágica ir y bailar en la oscuridad con el viento mientras ellas volaban a nuestro alrededor cual estrellas danzantes en armonía de una inocencia tranquila.

Teníamos muchos amigos y amigas en ese lugar, pero todos ellos eran mayores, no había mas pequeños ahí que nosotras dos, mis hermanas ya habían crecido y casi no compartíamos nada; no sé a estas alturas, si a nuestros amigos los alegrabamos con nuestras risas traviesas y charlas de niñas, diciendo siempre: descubrí esto o aquello, asombradas de algo que para ellos ya era común, o si por el contrario, les recordábamos aquella época en que todo era sencillo, fabuloso y divertido, aquello que cuando crecemos se nos es arrebatado por completo a cambio muchas veces de cosas no muy gratas, lo que si sé, es que fueron tiempos hermosos, distintos a los que pasa cualquier otro niño.

Fue muy grato volver a ese lugar del cual fuimos desterradas cuando mi padre falleció, fue maravilloso y triste a la vez, fue muy intenso volver al pasado en un segundo de millones de recuerdos y fue muy bello volver a ver las sonrisas de personas que conocimos en el pasado, aún mas lindo fue estrecharlos en un abrazo. A grandes rasgos fue ese sentimiento indescriptible e increíble de "volver a casa". Quizás algún día cuando muera y me encuentre con Dios, este sentimiento será cientos de veces mas pequeño que aquel, pero mientras ese momento llega, me quedaré con este sabor a hogar.

Totalmente Chica Verde ^.^

Saludos, abrazos con la alegría de volver a casa, creo que todos en algún momento hemos sentido esa emoción, es como estar aquí siendo leída por ustedes y recibirlos con mis letras en mi hogar.

Bonita y bendecida tarde, espero la pasen bien, gracias por su compañía ^.^ abrazos verdes.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Se aceptan solo comentarios constructivos. Los que sean ofensivos podrían ser eliminados.